Historias de un Huracan sin rumbo
Friday, September 19, 2008
  Sol de medianoche
No conocía escandinavia, y la verdad me costaba encontrar alguna razón para ir a esas tierras que nunca me han parecido muy atractivas. Por casualidad tuve que ir a Oslo y a pesar de no haber encontrado sorpresas en relación a lo que me esperaba, me quedaron ganas de volver.
Tiene su gracia un país que es una especie de Arabia Saudita versión nórdica, con todo lo que eso implica. El petróleo del mar del norte que le pertenece a este país de apenas cuatro millones y medio de habitantes le da una riqueza per cápita que es impresionante. Y digo riqueza porque además de tener un tremendo ingreso, tienen guardados unos fondos de miles de millones para las generaciones futuras. No cabe más infraestructura de la mejor calidad en ese país, carreteras, túneles, trenes, telecomunicaciones, puertos, etc. Lo que sea con tal de aumentar la productividad de la gente, que además es impresionantemente educada. Porque a pesar de que fue un país pobre hace 100 años, los noruegos no son ricos sólo por el petróleo. Sin los descubrimientos del Mar del Norte igual serían bastante ricos, ya que de la misma forma que los otros países escandinavos, han hecho de su población un gran recurso competitivo dándole un altísimo nivel de educación. El petróleo ha sido la crema de la torta, y ha servido para generar infraestructura y para guardar para las generaciones futuras.
Como extranjero es difícil conocer un poco mas a fondo el carácter de un país cuando no se habla el idioma, y el idioma es endemoniado. A pesar de manejar en algún grado cinco lenguas europeas, castellano, portugués, inglés, francés y alemán, del noruego apenas logro entender una palabra suelta de cada cien. O sea nada. Pero la mayoría de la gente habla un inglés razonable.
La ventaja de ser gay es que uno al menos encuentra algo fuerte en común con un porcentaje de la población de cualquier país. Y cuando uno llega a un grupo de gays no importa de que nacionalidad seas, sientes que perteneces al grupo.
Me fui a meter a un bar, el London Pub, que se anuncia como el mejor bar gay de Noruega, y que por pura coincidencia quedaba frente a mi hotel. Llegué como a las 11, y había poca gente, tan poca que pensé que la cosa ya estaba terminando. Vaya a saber uno que horarios tienen estos nórdicos y más en día de semana. Me junté ahí con un belga cuarentón que conocí un rato antes en Internet. Eric, se llamaba, era casado y estaba por trabajo en Oslo. Me contó que iba a Oslo frecuentemente porque trabajaba para una empresa noruega, y también me dijo que los noruegos no eran muy agradables, que era gente muy rara. Casado como era, se le notaba la paranoia. En todas sus estadías en Oslo nunca había ido a ese bar, a pesar de que sabía exactamente dónde estaba. Sólo se atrevió porque le dije que nos encontráramos allá, y ahí veíamos si pasaba algo más. Buen tipo pero no me interesó llevarlo de vuelta al hotel, tanta no era la desesperación. Nos tomamos una cerveza, y al rato, en respuesta a unas miradas de un rubio treintón bastante guapo, vestido con blazer azul marino y jeans, me trasladé a la barra a meterle conversa, y al rato le dije a Eric que se nos uniera. El noruego, que si le entendí bien se llamaba Rune, era escritor de comedia teatral y venía de una obra de teatro. Seguimos ahí y en un rato apareció más gente por todos lados. Hasta un grupo de mujeres heterosexuales que andaban a la pesca de hombres, y una de ellas había decidido que yo era el hombre perfecto para una de sus amigas que estaba allí esa noche. Me dijo que su amiga realmente necesitaba un hombre esa noche. Le dije que yo también, que en ese bar no era muy probable que consiguiera uno. No entendí para que se fueron a meter a un bar gay, pero en todo caso a esas alturas el bar se había vuelto de lo más animado. Poco a poco empezaron a aparecer jovencitos con el prototipo nórdico, básicamente toos de oos azules, medianamente altos y con pelo predominantemente rubio o castaño claro. Ocasionalmente alguno de pelo oscuro, casi negro, pero con los infaltables ojos azules. Esos de pelo oscuro y ojos azules son una de mis mayores debilidades.
El escritor coqueto se deslizó a conversar con otra gente, amigos de él, y Eric decidió que era muy tarde y volvió a su hotel. Yo me quedé dando vueltas y flirteando con los jovencitos, uno en particular, alto, delgado y muy guapo. Estuvo mirándome y haciéndome un brindis con su cerveza cada vez que se cruzaban nuestras vistas, y al rato le dije que si le parecía podíamos ir a mi hotel. Me dijo que estaba con su pololo, y con cara de decepción apuntó hacia un rubio bastante menos atractivo que él, pero igual de joven. Le dije que si quería nos íbamos los tres juntos, y me dijo que le preguntara al pololo. No me fue bien, le pregunté y la respuesta fue un celoso y rotundo no.
Con la cola entre las patas me fui hacia la barra y me senté al lado de un grupito de jóvenes que estaban flirteando entre ellos, especialmente dos de ellos muy guapos. Un vejete mayor que yo estaba tratando de seducir al más guapo de ellos, mientras el otro joven guapo hacía lo mismo. El objeto de tanta atención me pegó una mirada y me lanzó una sonrisa, y me senté a sus espaldas en la barra. Al rato se dio vuelta a decirme hola, y me dijo que se llamaba Lars y que realmente lo encontraba muy guapo. Se rió y me dijo que estaba en problemas con esta gente que acababa de conocer y que le decían que estaban profundamente enamorados de él. Le dije que enamorados no parecían, mas bien borrachos… Y que si quería un polvo sin ataduras, yo encantado. Se echó hacia atrás y dejo caer su cabeza rubia sobre mi pecho, le acaricié el pelo y le empecé a masajear el cuello, ante la sorpresa de los dos pretendientes. Afortunadamente los noruegos inventaron el Premio Nobel de la Paz, porque en una situación así en muchos otros países me hubiera ganado un puñetazo en los dientes. De todas maneras me integré al grupo y seguimos conversando. Lars se fue a baño, y conversé con el joven guapo que lo estaba tratando de seducir, al cuál Rune le había hecho empeño sin éxito. Le pregunté como se llamabay me dijo Juan. Juan o Jan… no, Juan, J-U-A-N. Le pregunté si era latino y me dijo que sus padres eran de Argentina pero que él se había criado en Noruega. Cuando volvió Lars, dejé a Juan que se hiciera cargo de él finalmente se fueron los dos juntos. Había llegado un gupo de pelo negro y ojos azules y terminé conversandoy tomando cerveza con él. Me dijo su nombre de pila, que según él era un nombre rarísimo, antiguo y poco usado, por lo que con el nombre de pila ya lo identificaba todo el mundo. Y que ese nombre sólo lo tenían él y algún danés muerto. Me contó que era concejal de un condado de las afueras de Oslo, y que había estudiado ciencias políticas. Le brillaron los ojos cuando le dije que lo veía ambicioso y que de repente iba a llegar a ser Primer Ministro. Pero me dijo que no, pero que le gustaría llegar al parlamento. Finalmente intercambiamos teléfonos, según él era muy tarde para irse conmigo al hotel, casi a las tres de la mañana, porque tenía que salir de viaje al día siguiente.
Me fui a dormir y le hice google al nombre, y tal cual lo identifiqué plenamente. Le mandé un mensaje de texto y le dije que me encantaría que fuera a New York y me pasara a ver. Me contestó al día siguiente contándome que estaba haciendo por ahí en un pueblo del norte.
Me divertí mucho y logré cruzar esa muralla fría que presentan los noruegos frente a los extranjeros. Son muy “nice”, educados amables, medio formales, pero mantienen su distancia. Excepto en un bar, supongo, y con mayor razón en un bar gay.
Al día siguiente me había dejado la mañana para ver un poco más de Oslo antes de irme al aeropuerto, pero no fui capaz de salir. Llovía y tenía una caña fenomenal. Entré a Internet y tuve la suerte de enganchar con un noruego que se veía guapo y atlético en las fotos, además de pelo oscuro y ojos azules. Estaba en su trabajo a pocas cuadras del hotel y se iba a pegar una escapada para encontrarse conmigo. Me avisó que se atrasaría un poco pero finalmente oi unos golpecitos en la puerta de la habitación y apareció este vikingo precioso, con ropa de oficina acarreando un monopatín plegable que usa para moverse en la ciudad. Se sacó rápidamente la ropa para aprovechar el tiempo y me dejó a la vista uno de los cuerpos más lindos que he visto últimamente. Perfectamente definido y musculoso en los lugares correctos en forma muy natural. Nos besamos por lo que pareció horas. No voy a entrar en detalles de lo que pasó después, pero hubo algo de novedad y fue un polvo memorable. No sé que hice para merecerlo.
Espero que el si vaya a verme a New York. Dijo que en octubre estaría por allá. Veremos.
Si Mahoma no viene a la montaña…
 
Sunday, September 14, 2008
  Desalmado
¿Será que sigo escribiendo en este blog? ¿O ya murió?
Hoy sentí la necesidad de escribir, porque me tocó el alma un tema. Y me dio rabia.
Se ha estado quedando en mi casa un amigo, Felipe, que si bien es “gringo” para todos los efectos, es chileno de nombre porque sus padres emigraron cuando estaba recién nacido. El es gay, y en algún momento enganchamos apasionadamente, pero ahora somos mas que nada amigos y se ha quedado conmigo mientras ve si se puede trasladar a vivir a New York. Ha estado en Chile varias veces, y la última fue el verano pasado, cuando lo conocí.
Esta mañana estaba en la oficina cuando me llamó muy afligido para ver como podía mandar plata rápido a Chile. Es que un amigo que había hecho allá estaba en problemas necesitaba rápido plata. Se me encendieron las luces de alarma, pero no le quise decir nada porque inmediatamente, en su ingenuidad gringa, piensa que soy un desalmado. Entonces me hizo el relato de este pobre jovencito que conoció en Santiago, guapísimo, echado por la familia por ser gay y que trabaja como dependiente en una heladería por un suelo mísero de 200.000 pesos. Que el tipo está enfermo del estómago, con agudo dolor y necesita plata para ir al médico, porque en Chile no hay donde ir cuando uno no tiene seguro. Que el pobre no tiene Fonasa y en la Posta Central no lo quisieron atender.
Que raro, le dije. Pero le expliqué como le podía mandar plata, y que probablemente iba a tomar un día en llegar. Se angustió Felipe porque el pobre chico necesita la plata hoy para ir al médico. Le busqué una manera de mandársela instantáneamente, a través de Western Union, que la entregan en los terminales de Tur-Bus.
No se que pasó, pero el tipo le dijo a través de MSN Messenger que no se preocupara, que se las iba a arreglar de alguna manera.
Al rato llegué a mi departamento a recoger mi maleta para irme en un viaje por trabajo, y Felipe me cuanta un poco más sobre el pobre tipo, que vive en las Torres de San Borja. Que apenas gana esa miseria y que lo explotan, que no tiene seguro, que si reclamara perdería la pega nadie defendería sus derechos. Le expliqué como funciona la legislación laboral chilena y le expliqué los derechos que tiene y lo que puede hacer para exigir sus derechos. Pero la cosa no iba por ahí, el tipo seguía en el Chat y todo era acerca de ser víctima del sistema injusto por todos lados. Laboral sin protección, minoría sexual sin derechos, sistema de salud sólo para los ricos, suma y sigue.
Me olía mal desde el comienzo, pero seguí mordiéndome la lengua dando respuestas puramente racionales. Hasta que se colmó la olla.
El niño dijo que había ido de nuevo al médico y que el médico le había dicho que lo atendería si tenía sexo con él. Así que ahora había vuelto a la casa y en dos horas volvería al médico a entregar su cuerpo a cambio de una consulta médica. Felipe estaba espantado. Le dije que su ingenuidad ya era demasiado. Que tuviera cuidado que hay muchos chilenos que son buenos para hacerse las víctimas frente a los extranjeros para que les den plata. Y que le habían visto la cara de bueno y sentimental que tiene, se estaban aprovechando de él. Me miró con sorpresa, pero creo que le cayó la teja. Le dije que la cantidad de chilenos que ven a los extranjeros como si fueran cajeros automáticos es bastante grande, no solo entre gays, sino que en general.
Estoy seguro que no es un fenómeno estrictamente chileno, pero me ha tocado verlo en Chile más que en ninguna otra parte, supongo que porque es el país donde más tiempo he pasado. ¿O soy verdaderamente un desalmado insensible que no entiende que hay gente con problemas? Me cuesta creer que un tipo en Chile tenga que recurrir a pedirle plata a un ex - amante extranjero que tuvo para poder ir al médico por un dolor de estómago. Porque no lo quieren atender en la Posta, y porque no tiene a nadie más en el mundo para pedirle las 25 lucas que dice que le cuesta la consulta. Pero tiene computador y conexión de Internet para pedirselo y se puede pasar toda la mañana chateando con Felipe para inspirar lástima.
Me recuerda algunos parientes, que hacen de la posición de víctima un modo de vida, que están dispuestos a cualquier indignidad para que los demás les den plata y les mantengan el nivel de vida al que piensan que tienen derecho por designio divino e independiente del esfuerzo que hagan. “Es que la niña está enferma y no tengo plata para el médico, no se que voy a hacer”. Dirigido a la suegra que tiene el corazoncito blando por la nieta. O “la casa es tan fría, se pasan enfermando los niños, pero es no puedo pagar más”, dirigido al cuñado que gana más que él y vive en una linda casa. Para que se sienta culpable y le deje caer unas lucas. O el pariente mio que fue a parar a la posta por un supuesto intento de suicidio en respuesta a su madre que le dijo que se las batiera por su propia cuenta, es decir, que trabajara. Al que fui a recoger a la posta, y me dijo que el costo lo pagara yo. Le pregunté si no era adulto él para estarme pidiendo que pagara yo. “Es que no tengo plata”. Ah, le indiqué donde estaba la cola de los indigentes que necesitaban hablar con la asistente social porque no tenían plata. Lo hizo a regañadientes.
Entonces lo ayudé a volver a instalarse con los amigos con los que vivía, y le sugerí que se buscara un trabajo. “Es que no tengo plata para la micro para buscar trabajo”. Le sugerí que buscara por el barrio donde vivía, a pocas cuadras del Alto Las Condes. Total el compadre ni siquiera terminó cuarto medio, claro, en los mejores colegios particulares, así que empleo de dependiente de tienda era ya algo para lo cuál no tenía muchas calificaciones. “Es que los trabajos en tiendas o supermercados pagan muy poco”. OK, le propuse que trabajara y que me trajera sus liquidaciones de sueldo y yo le duplicaba el sueldo que le pagaran, de mi bolsillo. Pero que no le iba a dar plata ahora sin que trabajara, porque ya le había dado muchas veces lo necesario para partir y se la había farreado. No hubo caso. Tenía que darle plata para que buscara trabajo o no lo buscaba. Mi frustración llegó al máximo y lo mandé a buena parte. No pasó nada, nunca llegó a buscar su doble sueldo por lo que me imagino que encontró alguna forma de recibir plata sin trabajar.
No se por qué me indigna de tal manera ver estos maestros de la lástima, tal vez porque conozco tanta gente con necesidades mucho mayores que mantienen su dignidad y no andan pedigüeñando sino que se esfuerzan por resolver sus problemas. Y es gente con problemas de verdad, no problemas que ellos mismos se crean o que sienten que tienen porque “los demás estan mejor” o “el sistema me tiene cagado”.
En fin. Es lo que es no más.

El leoncito me aburrió rápido. Por ahí lo veo de vez en cuando, y creo que tiene interés en intentar algo, pero yo no. Muy mal haber posteado todo calugoso cuando todavía estaba con la sensación que queda después de un primer buen polvo. No hay caso. Sigo solo.
 

My Photo
Name:
Location: New York, United States
ARCHIVES
December 2005 / January 2006 / February 2006 / March 2006 / April 2006 / May 2006 / June 2006 / July 2006 / August 2006 / September 2006 / October 2006 / November 2006 / December 2006 / January 2007 / February 2007 / March 2007 / May 2007 / June 2007 / July 2007 / August 2007 / September 2007 / January 2008 / February 2008 / March 2008 / April 2008 / May 2008 / September 2008 / October 2008 / November 2008 / January 2009 / September 2009 / April 2016 /


Powered by Blogger