Apuntes de ciudad
Me alegra que el guardia boricua de mi oficina me salude en castellano todas las mañanas.
Lavín corrió la maratón y no lo vi. En realidad no ví a nadie, me dio flojera ir a pararme como escolar en la calle a mirar pasar corredores desencajados.
Ayer pasé frente a la casa de Heath Ledger, parece que él no se dio cuenta.
Ya no hace frío. Dejé la ventana abierta y entran las sirenas y el ruido infernal de la ciudad como si la emergencia fuera en mi dormitorio. No hay caso, doy gracias por los tapones de oídos que tengo.
Me doy cuenta que mi “career enhancement appeal” es mucho más fuerte que mi “sex appeal” para los veinteañeros neoyorquinos.
Estaba aburrido y se me ocurrió invitar a un ex-bailarín de ballet a comer el domingo. La conversación fue sensacional, pagué feliz la cuenta. Y además me mostró donde está la casa de Heath Ledger.
Curioso, hoy vi al muchacho al que le tiré un piropo en el baño de vapor del gimnasio. Le dije que estaba muy sexy. Hoy se había puesto su polera de las Israel Defense Forces.
Se sorprendió el chico que pasó el verano en el yate de su jefe en el mediterráneo cuando le dije que no había ido a ninguna parte mi verano. La verdad me fui a esquiar a Chile, pero eso suena muy exótico y no se lo dije.
Hace tiempo que no compro flores
Hoy vino un tipo a ofrecerme servicios financieros para gente rica, ¿Qué se creen? ¿Qué soy rico?. A alguien se le trastocó la base de datos.
Llueve mucho en Nueva York, preferiría nieve.
Ahí van las elecciones de hoy en USA. Parece que el péndulo por fin viene de vuelta. Que gane el más mejor no más. Lo mejor es
George Stephanopoulos de comentarista en abc TV. Y no por sus comentarios...
Las paltas chilenas que venden en D'Agostino a US$1.99 c/u están negras y llenas de hilachas . Me dan ganas de que no fueran chilenas, y definitivamente Fernando González merece algo mejor.
Uno pensaría que el baño de vapor del gimnasio es el último recurso de cacería en Manhattan, para los desesperados. Pero siempre son los mas guapos los que enganchan ahí dentro. En pelotas y en silencio la verdad queda desnuda.
¿Habrá llegado Heath Ledger a su casa?