Año nuevo
Debo haberme vuelto loco. No puedo dejar de pensar en mi ternerito desde que vino a pasar el año nuevo conmigo. Se quedó tres días y de nuevo lo pasamos fantástico pero se dio el lujo de decirme que sólo quiere ser mi amigo. Lo que me dejó hecho mierda por un rato y después decidí aceptar lo que esté dispuesto a darme y tener paciencia.
Amigos. El sexo queda fuera de límites pero dormimos abrazados debajo de mi plumón blanco, lo que para mi es casi como estar en el cielo. Salimos de parranda juntos pero ninguno de los dos se aventura a enganchar con otro. Me sentí mal cuando en una fiesta a la que fuimos juntos Greg se acercó a mi y me dijo varias cosas sugerentes, implicando que tenemos que vernos. Me sentí mal por Steve y por Tim, el novio de Greg. Curioso que la relación entre Greg y Tim sea más abierta que la no relación que tengo con Steve. Me sentí mal porque lo de Greg reforzó en la mente de Steve su idea de que no tengo intenciones serias de una relación monógama, ya que según él, tengo la ciudad llena de jovencitos dispuestos. No es que él sea un santo, al contrario, creo que no se compromete porque a él le gusta seguir jugando en toda la cancha y en Boston no le faltan admiradores, como el que le dejó un chupón en el cuello que trató de disimular mientras estuvo acá.
Le tenía un lindo regalo de navidad, un suéter Armani que le quedó precioso una vez que lo cambiamos por el tamaño correcto. Lo traté como a un príncipe durante el fin de semana, hasta hice el mejor desayuno que le haya hecho a alguien en mucho tiempo, incluyendo omeletes, y un capuchino para el cual compré especialmente una máquina cafetera el día antes de que llegara. Hice casi todo lo que él quiso y hasta salimos a comer con su prima y el marido de ella, diciéndoles que yo era un amigo que conocía desde la época en que estuvo en Columbia. Lo que es cierto, pero me jode que siendo soltero no esté out con su familia y siga proyectando la imágen del primo perfecto, de mundo, rompecorazones.
Salimos juntos a mirar casas el lunes, bueno, a mirarlas por fuera, ya que el 1º de enero no trabaja nadie. Me ayudó a buscar opciones en los sitios web de los corredores de propiedades, hizo buenas sugerencias, y me insiste que se quiere venir a vivir a New York.
Para el año nuevo, después de comer con su prima, fuimos a la fiesta de un grupo de los rugbistas del equipo gay, que fue donde apareció Greg. La fiesta fue en un penthouse en el Upper East Side y no estuvo mala, pero más tarde igual nos fuimos a una fiesta un poco más íntima en la casa de Mark, el ex de John, en el East Village. Sorprendentemente encontramos un taxi a las 2 AM para ir de un lado a otro. La fiesta de Mark fue entretenida, ya que era menos gente y más conversación. Terminamos desparramados sobre mi cama como a las 5 AM, y a las 11:30 ya le tenía listo el desayuno.
Lo fui a dejar a la estación con pena, lo abracé cuando partió hacia el tren y me fui a mi departamento pensando que bueno, había sido linda esa visita pero que esto no iba para ninguna parte y mejor hacer la pérdida de una vez. Me puse a ver una película en la tele, “Plata Quemada”, una película argentina que encontré muy buena. Y en eso sonó mi teléfono avisándome de un mensaje de texto. Era Steve, que me decía que de verdad me quiere mucho. Go figure.