Fin de semana en el infierno (Parte IV)
Lo primero que hice fue ir al gimnasio a una sesión con mi personal trainer. Es guapo mi trainer, con un cuerpo perfecto, latino de los buenazos. Le conté lo que me pasó, y no se le arrugó una ceja. Parecía saber mucho del tema, por los comentarios que hacía. Hasta que le conté lo de la indiferencia y brutalidad de los policías, y me dijo; “Ya lo sé, así es como es, he estado ahí”. Lo quedé mirando con cara de pregunta, pensando que era un ex-convicto y nunca me lo había dicho. “No”, me dijo,”Yo era policía, NYPD, y si no consigo más sesiones de personal training, voy a tener que volver a serlo”. Me volvieron los tiritones al saber que era policía, pero después de pensar en lo guapo y sexy que se debió ver de uniforme azul, le perdoné haber sido policía. De hecho, ya no me dan tiritones cuando veo algún policía uniformado, al contrario, me da calentura y ganas de devolverles la mano. Creo que voy a salir a comprar un par de esposas, a ver si encuentro alguno que además de guapo sea juguetón....