Historias de un Huracan sin rumbo
Thursday, August 23, 2007
  Steve no more

Steve me había avisado hace dos semanas que iba a ir a New York, y que llegaría el día martes de Asia y que tal vez nos podríamos ver. Le dije que esa semana no estaría en New York , ya que tenía que viajar por negocios y no volvería hasta el lunes siguiente. Le dije al pasar que si necesitaba alojamiento se podía quedar en mi departamento. Me dijo que no, que la empresa le pagaba el hotel.
Por eso me sorprendió cuando el martes recibí un urgido mensaje en mi celular en que me decía que no había encontrado hotel y si podía quedarse un par de días en mi departamento. Lo llamé de vuelta y le dije que por supuesto, y arreglé con el conserje para que lo dejaran entrar. Iba a estar sólo un par de días, igual no nos íbamos a ver.

Seguí mis viajes, y el domingo cuando ya estaba a punto de partir de regreso a New York, me avisó que se iba a quedar hasta el martes para que alcanzáramos a vernos y poder salir a comer el lunes en la noche. Fantástico, le dije.

Salimos el lunes a comer, fuimos a Arriba Arriba el restaurante mexicano de Hell’s Kitchen, y después pasamos a dar una mirada a Therapy, un bar gay de ese barrio, pero como buen día lunes, penaban las ánimas. Volvimos temprano y a dormir, ya que había que trabajar al día siguiente.

El martes me dijo que no tenía claro que iba a pasar con el viaje a Brasil que era la razón por la que estaba en New York, asi que se pensaba ir a Boston a esperar que las cosas se definieran mejor. Le sugerí que se quedara en New York, ya que no tenía mucho sentido que se fuera a Boston sólo para hacer tiempo, ya que yo no tenía problema que siguiera en mi departamento.

Poco a poco su estadía se fue extendiendo, sin problema por mi parte, y de pronto nos encontramos haciendo vida perfectamente doméstica, casi de casados. Claro, con una evidente excepción. Pero cociné para dos varias veces, y salimos a comer otras tantas, nos turnamos para el baño, vimos televisión en las noches.

Algo pasó en esos días, pero el viaje de Steve a New York cambió de haber sido por negocios, a ser abiertamente uno para sondear las posibilidades de cambiarse de trabajo. Tiene muchas ganas de venirse a New York, y parece que se equivocó con el trabajo que aceptó en Asia. Y, como siempre, me pide consejo, pero no lo escucha y después hace lo que se le ocurre. No están buenos los tiempos para estar cambiándose de trabajo en el sector financiero, con la crisis que hay en los mercados, lo más probable es que Wall Street despida gente por decenas de miles y congelen las contrataciones. Lo que significa que va a haber mucha gente buscando trabajo y pocos puestos disponibles. Mejor se vuelve a Asia a cuidar la pega hasta que la situación repunte.

Pero no hay quién le saque de la cabeza que tiene que cambiarse de trabajo ya, que no puede esperar, lo que significa que se arriesga a tomar lo primero que encuentre para estar infeliz de nuevo en unos meses. Hablamos mucho, pero la verdad es que no sé si algo de lo que le digo le entra en su rígido cerebro. Lo intento al menos.

El viernes me invitó a comer de nuevo al Arriba Arriba, curioso considerando los miles de restaurantes que hay en la ciudad. Creo que quería emborracharse con una margarita “Mamá”, unas enormes que sirven ahí, fácil es un litro. También me tomé una, y al final de la comida estaba listo para irme a dormir. Steve insistió en que fuéramos a Vlada, un bar que hay a media cuadra de Arriba Arriba. Aguanté quince minutos, no tomé nada y le dije que se quedara, que yo me iba a dormir. Había trabajado todo el día y había tenido una sesión con mi personal trainer al final de la tarde. También había pasado temprano en la mañana a ver a uno de mis fuck buddies, donde aproveché de cambiarle el agua a las aceitunas. De eso ni le conté a Steve, sólo le dije que había tenido un día muy cansador. Que era la verdad. Steve llegó al departamento como a las 7 30 AM, cuando yo ya había despertado y tomado desayuno. Algo me dijo de un tipo guapo que conoció en Vlada, y se fue a dormir.

Cuando por fin despertó le sugerí que fuéramos de brunch al Boat House que está a la orilla del lago en Central Park, Brunch es una siutiquería en realidad, porque yo no espero hasta mediodía para desayunar, primero porque no me levanto tarde, y segundo porque si no he tomado un buen desayuno a las diez de la mañana lo más probable es que el genio se me ponga insoportable. Mis brunches son en realidad almuerzos en los que aprovecho las ofertas de brunch que hacen los restaurantes para los que se levantan tarde el fin de semana.

El día estaba espectacular, soleado, no muy caluroso, clima seco, lo que es un lujo para agosto en New York. Caminamos hasta el parque, nos fuimos por Madison Avenue, me gusta caminar por esa avenida, especialmente en fin de semana de verano, con todas las tiendas lindas y caras, restaurantes chiquitos y elegantes con toldo a la calle, gente bien vestida, en resumen, el epítome del Upper East Side. Pero del verdadero Upper East, el que está entre Park Avenue y la 5ª Avenida en las calles sesentas y setentas.

Entramos al parque y nos anotamos en el Boat House para agarrar una mesa en la terraza frente al lago. No aceptan reservaciones previas, y había espera de una hora. Sabía que iba a ser así, y esperamos. Es rico comer ahí, y usamos la hora para dar una vuelta por el parque. Fuimos al bosquecito contiguo al lago que se llama The Ramble, que está lleno de senderitos, algunos anchos y asfaltados, otros de tierra y angostos, con lomas, rocas y una vegetación tupida. El bosque ese tiene la fama de ser un área de cruising gay en las noches, y es fácil imaginarse lo que puede pasar ahí entre los arbustos tupidos después de la puesta de sol. Nos perdimos, lo que nos ayudó a pasar la hora tratando de encontrar el camino de regreso al Boat House. Cuando llegamos justo nos tocaba el turno para mesa, y nos sentamos a disfrutar ese clásico de New York.

Volvimos a la casa y se nos ocurrió ir a ver un show que se llama “Naked boys singing”, a las 10:30 PM. Compramos los boletos por Internet y dedicamos el resto de la tarde cada uno a su trabajo. Antes de salir, cociné un par de bifes al sartén con ensalada y partimos al teatro.

El teatro estaba lleno de parejas gay y de grupos de mujeres en despedida de soltera. El show consiste en una hora de canto y baile al mas típico estilo de Boradway, en que participan ocho jóvenes de veintitantos, todos absolutamente desnudos la mayor parte del tiempo. Sin remilgos, sacudiendo la diuca al son de la música, y de vez en cuando apareciendo con ropa, sólo para sacársela rápidamente. Las niñas en despedidas de soltera aullaban cada tanto, y los actores bromeaban con las parejas gay y con las que estaban por casarse. Algunos de los actores eran realmente guapos, uno en particular. Bueno, siempre hay “uno en particular” que es el que a uno le gusta. Coincidimos en el gusto con Steve.

Me reí de lo lindo y me gustó el espectáculo. No son los mejores actores, bailarines y cantantes de Broadway, pero hacen un muy buen papel y con total desinhibición. Me veo haciéndolo, lo que confirma que tengo un lado exhibicionista. No así mi amigo Steve, que si ni él mismo puede dormir sin pijama (siempre duerme completamente vestido, arriba y abajo, totalmente matapasiones), el espectáculo de hombres saltando y bailando por el escenario con sus lindos penes y pelotas a la vista del público lo tenía terriblemente incómodo. Tanto así que no le pude sacar palabra durante lo que duró el espectáculo. Y cuando salió su principal comentario fue lo triste que debe ser para esos actores tener que recurrir a trabajar en ese show, sólo porque no habrían conseguido trabajo en nada mejor. Cierto que no es el show dónde van a llegar al estrellato de Broadway, pero para nada me pareció tan denigrante como a Steve. Si no fuera por mi edad, feliz presento currículo.

Después del teatro pasamos a tomar una cerveza a Vlada, y nos fuimos a dormir temprano porque yo aguanto poco en los bares, y al día siguiente Steve tenía que almorzar con su ex jefe para seguir con la búsqueda de trabajo.

El domingo en la tarde Steve se iría a Boston después de su almuerzo, y yo aproveché de irme al MOMA, Museum of Modern Art, ya que hace tiempo que no iba. Estuvo espectacular, vi “Les demiselles d’Avignon”, un impresionante ccuadro de Picasso que estaba en exhibición temporal. Me recordó que la primera vez que fui al MOMA todavía gobernaba Franco en España y “Guernica” todavía estaba en el MOMA.

Me dio gusto ver una pintura de Matta en un lugar destacadísimo del museo. Además el cuadro lo merecía.

Finalmente volví al departamento y me alcancé a despedir de Steve y dejarlo en el taxi con cierto alivio. Es que me estoy acostumbrando a vivir solo, y se me hace pesado tener que convivir tantos días con alguien.

Pero no es solo eso, estos días me sirvieron para confirmar que no va a volver a pasar nada romántico con Steve, no solo porque él no ha quierido, sino que porque yo no podría. Verlo y hablar todos estos días con –el, con todas sus rigideces, con su terquedad en ciertas cosas, y con su extraño puritanismo me dejó muy claro que no podría volver a una relación romántico. Lo que pasó fue hace más de diez años y nos mantuvimos privilegios por años. Pero fue otra época, yo era otro, él era casi un niño.

Las personas evolucionan separadamente pero uno idealiza lo que hubo y a la persona que conoció. Agreguémosle a eso que mis amigos que lo han conocido superficialmente en sus visitas a New York lo encuentran maravilloso y que haríamos una linda pareja. Entonces yo me fui quedando pegado en eso, sin verlo objetivamente. Hasta ahora. Le agradezco haberse pasado estos días conmigo, me sirvió para librarme del fantasma que me perseguía. Seguiremos siendo amigos. Creo.

 
Comments:
Don Hura,

Ta bien ordinario pa escribir... eso de diuca y agua a las aceitunas denotan que el campesino sureño de ojotas está ahí como siempre.

Si fue a ver Guernica al Moma cuando Franco era todavía el caudillo de España por la gracia de Dios... ufffffffff

A big fan
 
Ya sé que fui un visitante de museos muy precoz, supongo que eso es lo que quiere decir tu "ufffff"
Y el campesino sureño estará siempre ahi, pero ni tan ordinario...
 
qué bueno que apareciste, me tenías un poco preocupado, no me pescaste los correos que te envié.

saludos
 
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