El negro,¿o debo decir Afroamericano?, entró al dormitorio donde Brian estaba estirado en la cama, ansioso de ver a su nuevo invitado, y ante la total desnudez de los otros dos hombres, comenzó a desvestirse calmadamente, dejando su ropa ordenada sobre la silla. A pesar de que le había dicho a Eduardo por e-mail que él hasta se conformaría con sólo poder mirar a Eduardo y Brian mientras tenían sexo, si de esa forma le permitían venir, no parecía haber ninguna posibilidad ahora de que se iba a conformar con eso.
Eduardo lo vio desnudarse mientras ponía a Brian boca abajo, y la visión del cuerpo negro, musculoso y suave, con un tatuaje discreto en el hombro, le aumentó la erección, para dolor de Brian. Era realmente un negro (si, negro es mucho mas bonito que afroamericano) hermoso, con una cara cuadrada de facciones angulosas y pelo cortado a ras del cuero cabelludo. Un sueño erótico para Eduardo, que hasta entonces jamas había tenido sexo con un negro.
En cuanto Jon, como se llamaba el negro, quedó totalmente desnudo, Brian se las arregló para ponerse en cuatro patas sin incomodar a Eduardo y poder mamarle la enorme verga. Fue como una escena porno de esas que se encuentran en internet, o en revistas hardcore,pensó Eduardo, mientras seguía pensando en lo delicioso que seríabesar a Brian.Pero si no lo iba a poder besar, por lo menos iba a hacerlo gozar un rato. Tomó turnos con Jon en distintas posiciones y roles para darle a Brian una sobrecarga sensorial, cubriendo todas las bases al mismo tiempo. Y Brian reaccionó bien, disfrutando y manteniendo su actitud 100 % sumisa,.
No pasó mucho tiempo para que Eduardo sintiera la necesidad imperiosa de estallar y desparramar toda su semilla sobre la cara de Brian, quién a la vez estalló, muy higiénico él, disparando sobre su ropa para no ensuciar las sábanas de su amo. De cualquier forma, a esas alturas la tonta preocupación de Eduardo por tratar de no ensuciar “mucho” las sábanas había caído por la borda. Ahora llegó el momento para Eduardo de lidiar con Jon, quién estaba algo frustrado porque sus compañeros de juegos se habían “ido” sin esperarlo. Eduardo como buen anfitrión quiso hacer que se sintiera bien, y se recostó junto a Jon, y comenzó a acariciarle los brazos musculosos y el hombro dónde tenía el tatuaje. Jon, a su vez le devolvió las caricias, pero directamente sobre la semi-erección que aún le quedaba a Eduardo, de manera que en un par de minutos ya lo tenía duro de vuelta.
No se dieron cuenta cómo ni cuándo Brian se arrastró silenciosamente de la cama y se fue a vestir al living, pero repentinamente apareció vestido y listo para despedirse. Eduardo le pidió que se quedara, que todavía lo podría pasar muy bien. “No,”, le rogó Brian, “esto estuvo muy caliente, pero la verdad es que estoy exhausto, no puedo más”. Eduardo le insistió, y Brian, con una cara apenada le dijo; “Veo que ustedes se entienden perfecto, ya no les hago falta”. Ahí Eduardo se preocupó de que tal vez le habían destruido la poca autoestima que tenía, al ignorarlo por ese rato, mientras se acariciaba con Jon. Puso cara de preocupado, y le iba a decir algo a Brian, cuándo éste sonrió por primera vez, desde que había llegado y le dijo, “No te preocupes, está todo bien, solo que si a ti te hubieran dado por el culo como me han dado ustedes, también te querrías ir a dormir”. Se dio media vuelta y salió del dormitorio hacia la puerta del departamento.
Eduardo se aseguró de que hubiera salido, de que no se hubiera llevado nada que no debía y de que la puerta quedara bien cerrada. No es prudente, pensó en un momento de lucidez, ésto de traer desconocidos de a dos al departamento. Volvió a la cama con Jon, y empezó a explorar la fantasía erótica que para él era estar en la cama con un hombre negro. Sabiendo ambos que sexo anal no iba a ocurrir entre dos hombres que se definen como “tops”, se acariciaron y chuparon suavemente hasta que para sorpresa de Eduardo, se encontró entrando en un orgasmo imparable, mucho más intenso que el anterior. Exhausto, cayó sobre la cama agarrado del brazo musculoso de Jon, mientras éste se masturbaba hasta alcanzar el climax unos momentos después de Eduardo. Un orgasmo largo, con gritos de palcer, que en unos cuantos segundos evolucionaron a gritos de frustración, “¡mierda, mierda, a mi me gustan las chicas!”. Ante la cara de asombro de Eduardo, Jon insistió “A mi me gustan las mujeres”. Diablos, pensó Eduardo, este tipo que se ha dejado mamar y que me ha mamado como un experto ahora me está diciendo que es heterosexual, que en realidad le gustan las mujeres. Tamaño loco será, que lejos está de aceptar su sexualidad. Ahora irá a sacar un revolver y me va a matar, por hacerlo caer en tentación, pensó Eduardo, y le dijo “No te preocupes, a mi también me gustan las chicas, porque somos bien machos, claro, a veces es bueno tirarse un macho de verdad como tú”. Y Jon, un poco más calmado le dijo, “Cierto, si a mi me gustan las chicas de verdad, pero a veces necesito una descarga de estas”. Y se comenzó a vestir.
Quiero aclarar que esta historia es ficción, y que cualquier parecido con la realidad es simple experiencia, digo, coincidencia.
¿Qué rollo con esto de sexo a medias y después decir que no eres gay? Parece haber una cantidad enorme de gays no asumidos, que mentalmente se consideran heterosexuales, peroque tienen sexo con hombres frecuentemente. Y limitan detallitos como que “no besan”, aunque sean pasivos, y no se dejan acariciar, pero sorprendentemente se dejan penetrar. Un paraíso para los psiquiatras. Y una pena enganchar con ellos y estar limitado por sus estúpidas reglas. Le tengo más respeto a los Brians de este mundo, a los sumisos. También casos de psiquiatra, me da pena que estén fuera del mercado para una relación un poco más equilibrada. Reconozco que me acomoda un poco de sumisión, pero no tanta como para que me remuerda la conciencia por maltratar a otro ser humano. No se que es lo que los lleva buscar eso, pero bueno, es lo que eligen, probablemente por lo que les haya tocado vivir, o porque es la manera que tienen de castigarse por ser gays, será que se sienten poca cosa… no lo sé. Pero me parece un desperdicio de tipos guapos como Brian. Si hubiera sido un poco mas normal seguro Eduardo lo hubiera llamado para salir a comer y conocerse mejor.
Bueno, basta de dármelas de psiquiatra aficionado, la verdad es que no tengo idea. Sólo observo las complejas realidades de este mundo gay.