Historias de un Huracan sin rumbo
Saturday, March 01, 2008
  Europeos en NYC
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Cuando iba llegando a mi departamento la temperatura había llegado a tres grados bajo cero, con anuncio de nieve para el dìa siguiente. Sentía las vías respiratoria resecas, nada grave, pero la sequedad de las calefacciones me tenía al borde de caer con un resfrío. Decidí dejar mis cosas en el departamento y partir al gimnasio y meterme urgentemente al vapor, lo que es un remedio instantaneo para las vias respiratorias resecas.
Eran casi las diez de la noche, y el gimnasio de Soho cierra a las 11, por lo que no tenía mucho tiempo. Subí al nivel del camarín y en poco rato estaba desnudo con una toalla a la cintura, listo para entrar a la ducha. Había muy poca gente a esa hora de la noche. Me duché corto y entré a la sala de vapor donde sólo había un tipo. No Rápidamente me dí cuenta que el tipo, de unos treinta cinco años y bastante común y corriente, estaba de cacería. Una vez que la sala se llenó de vapor, me hizo todas las señales posibles para indicar que quería jugar aí dentro, pero sinceramente no era mi animo ni el tipo me entusiasmaba mayormente. Me dediqué a respirar profundo y en poco rato sentí como las vías respiratorias se me aclaraban y me sentía como nuevo, sin esa aspereza que produce la sequedad. El tipo no era muy agresivo en sus señales, se acomodaba el paquete y mandaba miradas insinuantes, pero nunca me incomodó.
Al rato decidí que era suficiente y me fui a la ducha, eran las 10 30, me sobraba tiempo para vestirme con toda la calma del mundo. Salí de la ducha me fui a los lavamanos a buscar unos palitos con algodón para las orejas y secarme bien, y en eso veo un muchacho de unos 25 años, blanquísimo , muy guapo, rubio de pelo corto a lo militar, con un cuerpazo marcado precioso, que estaba secándose y afeitandose algunos pelos para mii invisibles en su torso perfectamente lampiño. Me dio una mirada de reojo con unos preciosos ojos azules y siguió concentrado en su tarea depilatoria. Toda la virtud que luí frente a las tentaciones del vapor se fue a la baura en un segundo, y lo único que pude pensar fue que lindo hubiese sido que este rubio me hubiera estado insinuando cosas en la sala de vapor. Pensé decirle que no siguiera cortándose los pelitos invisibles, que así estaba perfecto, pero no me atreví. Por mucho que e hubiera dado una mirada de reojo, era un jovencito que estaba fuera de mi liga. De esos que son tan bonitos que parecen modelos de ropa interior de esos que salen en GQ o Details, una simple fantasía erótica para el común de los mortales como yo.

Mientras intentaba concentrarme en los palitos de algodón para secarme las orejas, el muchacho dejó de afeitarse y se empezó a acariciar los pectorales con crema humectante. A mí se me estaba formando un bulto debajo de la toalla que tenía a la cintura, cuando el tipo se fue hacia las duchas, agarró una toalla y en vez de entrr a la ducha se metió a la sala de vapor. Toda mi resolución de vestirme relajadamente y partir de vuelta a mi casa o a tomar una cerveza al bar de la esquina se disolvi;o en un segundo, y partí hacia el vapor, con la esperanza de poder sentarme a contemplar un rato más ese lindo ejemplar masculino. Entr;e al vapor y allí seguía el mismo tipo de antes, y otro más que había llegado mientras tanto. El rubio estaba parado todavía sin decidir dónde sentarse, y yo crucé a sentarme cerca de la esquina en el escalón más alto. Al segundo el rubio se sento relativamente cerca, en angulo recto conmigo, lo que me dejó con una vista directa. Los tipos que estaban ahí lo miraron y lo descartaron, los chicos tan lindos no están al alcance de mortales como ellos. Uno de ellos se fue rápidamente, el otro siguió ahi mirando al rubio con cara de cordero degollado. La misma cara que debo haber tenido yo, con la baba llegando hasta el suelo, especialmente cuando volvió a acariciarse el torso, esparciendo el humectante que se había echado. Lo hizo en una forma muy erótica, y ni siquiera intenté dsimular el tremendo bulto que tenía debajo de la toalla. Al contrario, dejé que lo viera, que se diera cuenta del efecto que tenía sobre mí. De nuevo me dio una mirada de reojo, y luego se paró y salió del vapor a la ducha, o mejor dicho, a darse unos últimos retoques frente al espejo. Salí detrás, a era hora de irse y faltaban diez minutos para que cerraran la sala de vapor. Me di mi ducha, tratando de bajar las revoluciones para irme a la casa, olvidando la cerveza y buscar relajar la tensión sexual de una vez, dando gracias por tener al menos manos para resolver el tema. Salí de la ducha y busqué una toalla fresca mientras todo el mundo ya se iba a vestir. Pasé frente a la puerta transparene de la sala de vapor, y vi la silueta del rubio parado frente a la puerta, caminando como león enjaulado dentro de la sala de vapor. Ahí perdí la dignindad, y me metí a la sala de vapor en un impulso casi irracional, entré y me senté en la misma posición en que había estado antes. El rubio volvió a sentarse al mismo lugar donde había estado y yo setí que la cabeza me daba vueltas, no podía ser que estuviera pasando lo que parecía que iba a pasar. Me recliné hacia la pared, y el bulto quedo en total evidencia, mientras el vapor comenzaba a entrar fuerte a la sala con un ruido ensordecedor. El rubio también apoyó la espalda en la pared y metió la mano bajo la toalla. No se por qué se me vino a la mente que siendo tan lindo seguramente no estaría tan bien dotado, no puede ser que a uno le toque tanto... Pero en diez segundos quedó a la vista que tenía una herramienta considerable. Me hizo una seña con la mano para que me sentara junto a él, que me pusiera al alcance de la mano. No podía creerlo, siempre pensé que una cosa así sólo sucedería si yo tomaba la iniciativa y seducía casi que a la fuerza a algún modelo como ese. Cosa que probablemente no pasaría jamás, ya que no me aguanto el ridiculo de ser rechazado por meterme con uno que está fuera de mi liga.
Me acerqué me senté al lado del rubio, y rápidamente su mano se hizo cargo de la situación, mientras yo me recliné, sentado, contra la pared. Inmediatamete el rubio echó una mirada hacia la puerta y viendo que nadie vienía hacia la sala de vapor, se inclino y me envolvió con su boca, lo que casi me hace disparar en ese mismo segundo. Siguió en eso un rato, intentando tragarme entero. mientras yo jugaba con su preciosa y durísima verga pálida y le acariciaba la espalda marcadísima buscano la partidura de su culo. Paró un minuto para dar otra mirada de reojo hacia la puerta y aproveché para inclinarme yo y reciprocar metiéndomelo todo a la boca. Suspiró y me dejó seguir un minuto mientras jugaba con los dedos le acariciaba la raya del culo. En eso pensé que estaba haciendo una locura, que iba a entrar el tipo de la limpieza y nos iban a expulsar del gimnasio. Me levanté parándome a su lado y le dije que nos fuéramos a mi departamento ,que vivía muy cerca. Me miró con una expresión extraña, algo como que como se me ocurría, pero al mismo tiempo agradecido por la invitación. No me respondio y sólo me dio que era muy "hot", se puso de pie y lo acaricié entero, en eso se dió media vuelta mostrádome su culo apretadito musculoso, y me agarró la verga y la apuntó hacia su ano. Lo abracé por atrás y le besé el cuello, cuando en eso se abrió la puerta de la sala de vapor. Nos separamos rápidamente y nos cubrimos cada uno con su respectiva toalla. Nadie apareció en la puerta por varios segundos, el tipo del aseo estaba ocupado trancando la puerta abierta para meter su equipo de limpieza, lo que nos dio el tiempo para sentarnos aparecer tomando vapor normalmente. Ahí el de la limpieza asomó la cabeza dio que era hora de cerrar el vapor. Salimos a la ducha cada uno por su lado.
Nos duchamos y el se fue a poner mas humectante, cosa que tengo que aprender si quiero tener una piel asi de suave. Le habló a uno de los tipos de la limpieza, en un inglés con fuerte acento alemán o escandinavo, por lo que obviamente era europeo. Me vestí con tranquilidad, porque el rubio se fue vistiendo muy lentamente. Hasta que llegó el momento de salir. Salí adelante de él, con ánimo de esperarlo a la salida del gimnasio en el primer piso. Había un tipo sentado justo a la salida como esperando a alguien, guapo, de treintaytantos o hasta cuarentón, un poco en mi estilo. Pensé que ese es tipo de hombre que debería buscar en vez de estos jovencitos tan lindos y perfectos. Bajé la escalera y cuando llegué al primer piso miré hacia arriba a ver si venía mi rubio, a quien quería llevar al departamento. Que sorpresa me llevé al verlo que venía bajano cariñosamente abrazado con el tipo que estaba esperando afuera del camarín. Evidentemente era su novio, y por eso ni había considerado la posibilidad de irse conmigo.
Una gran lastima, queda anotado en las anecdotas de gimnasio. Una de las mejores, pero que me hizo apurarme a la casa a buscar algún alivio a pura mano.
Fue frustrante el resultado, pero mi ego recibió una tremenda inflada, que me dio infulas para atreverme a acercarme a esos iconos de la belleza masculina sin pensar que necesariamente me vayan a mandar al carajo. Para remachar el punto, llegué a la casa tenía un mail de un tipo de esos con aspecto de modelo al que le había mandado un guiño cuando vi su perfil en uno de esos sitios de "dating" de los que hay varios. Me decía que no pensaba que salir conmigo era algo posible para él, que la diferencia de edad era mucha y él no sería capaz de manejarla. Y que lo disculpara, pero que sí le encantaría tener sexo conmigo !
No le he conestao aun, pero no hay que ser adivino para saber lo que le voy a decir...
 
Comments:
que bueno que vuelves a escribir, porque lo haces bien. Sentido común parece.

ximena
 
¿No había posibilidad de un ménage à trois con los europeos? Dicen que con la relación euro/dólar Nueva York está hecha un paraíso para los del Viejo Continente.

Abrazo!

PD: Y a qué obedece este poco habitual ataque de menor autoestima? Después de todo, en otros post ya has dejado en claro que Don Huracán tiene sus encantos.
 
Yo me imagino que su pareja no tenia idea en que andaba el rubio ahi dentro... En todo caso, mi auoestima está tan alta como siempre, pero desde que voy a este nuevo gimnasio hay una dosis de realismo que proviene de darse cuenta que hay una especie de hombres jóvenes físicamente perfectos, que hasta ahora pensaba que no existían excepto en los anales de photoshop. Son los modelos que aparecen en esas fotografías surrealistas de cuerpos perfectos que hoy estan en todos los medios, especialmente las revistas de ropa. Resulta que un gran n;umero de ellos va a mi gimnasio, y levitan en un plano diferente al del resto de los mortales, arreglandose para transitar por los mismos espacios de gimnasio y camarines sin ver a nadie que no sea de su especie.
Por eso me sorprendió lo que pasó en esa sala de vapor, obviamente el chico europeo no conocía los estúpidos códigos de comportamiento locales, y cruzó la frontera con los mortales para dar la mamada que quería.
Es verdad que NYC está regalada para los europeos, para los chilenos también. Bien por eso, me va bien con los suizos y ausríacos...
 
me encnato encontrar tu blog, por desgracia son las 4 am y ya no alcanzo a leer nada x el sueño jeje pero pasare a releerte co mas calma jeje
 
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