Dormir de guata
Hace años que no duermo de guata. Es decir, boca abajo, con la cabeza torcida hacia un lado. Algo parecido a como dormían las guaguas antes, para que no se ahogaran. Ahora no, las hacen dormir boca arriba.
Viajé de Santiago a New York con un vecino de asiento guapísimo, un trader de un hedge fund que venía de sus vacaciones en Las Leñas. Había descubierto que vía Santiago y Mendoza es más fácil llegar y salir de Las Leñas, y a pesar de eso no se había preguntado que tal era esquiar en Chile. Bueno, si, había ido a Portillo y se desilusionó porque era muy chico. Y aburrido.
Hablamos de esquí y lugares de nieve por un buen rato, instalados en los cómodos asientos de primera clase de LAN, y me comentó, “Me encanta este avión porque el asiento se reclina y queda prácticamente plano, como una cama. Lo que pasa es que yo duermo boca abajo y si no, no puedo dormir”. Y dicho y hecho, al rato estaba durmiendo estirado, de guata, con la cabeza hacia un lado. Con su contextura atlética y pinta de italo-americano, era un espectáculo muy sexy verlo durmiendo en esa posición en el asiento contiguo al mío. En realidad sería imposible dormir de guata en un asiento reclinado a medias.
Desde ese encuentro, me he puesto a observar en los vuelos nocturnos, y el otro día, cuando viajé a Londres en clase ejecutiva de British Airways, me fijé un joven ejecutivo. Uno de los miles de jovencitos de entre 25 y 35 años que viajan todos los días en esos vuelos transatlánticos en viajes de negocios. Esa es la edad en que les toca duro, viajar cuando al jefe ya le da lata. Era guapo, y lo tuve en el rabillo del ojo desde el lounge donde cenamos antes de subir al avión. Así uno aprovecha de dormir más tiempo, preparandose para el cambio de hora que lo deja cinco horas adelantado. O sea levantándose a las tres de la mañana y almorzando a las 8.
Al joven guapo le tocó un asiento justo adelante del mío, y me quedó a plena vista cuando me levanté para ir al baño. Ahí estaba, cuan largo era, con el culito parado, durmiendo de guata. Muy sexy, tanto que me cruzaron por la mente algunos malos pensamientos .
El día que tenga un novio, me gustaría que duerma así, pero domesticarlo para que aprenda a dormir abrazado conmigo. Me pregunto por qué me parece tan sexy ver a un hombre adulto durmiendo boca abajo. Aventuro un por qué. Dormir de guata es señal de independencia en la cama, señal de que duermes solo. Que no tienes compromisos en tu cama, sólo duermes ahí. Yo estoy empezando a dormir de guata de nuevo.